Era el cumpleaños de mi hija mayor y pretendía darle una verdadera sorpresa… No me decidía por ningún regalo pues en el fondo cada vez me gusta más la idea de regalar una experiencia, un momento inolvidable…
Momentos que al contarlos siguen vivos en tu memoria y así también forman parte de tu presente ya que vuelven las sensaciones que te provocaron y los vives una y otra vez… Por eso pretendía hacer algo realmente diferente para celebrar su gran día…
Como ya sabéis, me encantan las fiestas, y creo que en cualquier celebración de cumpleaños los globos son casi casi imprescindibles… Entonces… ¿porqué no colocarlos de manera exagerada en cualquier rincón inesperado? Por eso pensé que un buen lugar y por demás inesperado era nuestra nevera, y con la excusa de pedirle que me ayudara a preparar el desayuno, al abrirla se cayeran todos los globos encima suyo…Y así fue que me puse manos a la obra, inflé uno a uno ya no sé ni cuantos globos de diferentes formas, colores y tamaños.
El resultado fue de lo mas divertido, original e inesperado… y debo decirles que cumplí mi objetivo… la sorpresa fue realmente inolvidable y su expresión un gran regalo…
Y cada ves que escucho como recuerda este momento nos reímos juntas una y otra vez “El día de mi cumpleaños abrí la nevera y se me cayeron todos los globos encima” según sus propias palabras.
Nuestra cocina se inundó de globos de colores, pero nuestro corazón aún mas…
¡Eso sí que es empezar tu cumpleaños con una sonrisa!
Puedes ponerlos en su armario, e incluso llenar el cuarto de globos, o que tenga que meterse en una bañera llena de globos… Como veis las opciones son infinitas, y a cada cual mas divertida.
Un buen momento también es un regalo. Porque al final, la vida se compone de momentos, verdad?
Natalia